Datos sobre la Esfinge
La esfinge, que era una mezcla de cuerpo animal y cabeza humana, se consideraba un guardián espiritual en el antiguo Egipto, y se representaba normalmente como un varón con un tocado faraónico similar al de la Gran Esfinge. Las representaciones de estos seres estaban presentes en enterramientos y estructuras religiosas, como la avenida de las esfinges que conecta Karnak y el templo de Luxor. Al realizar excursiones de un día por Egipto, descubrirá que la Esfinge tiene un pasadizo bajo su oreja que la conecta con la Gran Pirámide de Khufu.
Hatshepsut, la faraona mujer, está vinculada a esfinges como la estatua de la esfinge de granito del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y la gran esfinge de alabastro del templo Ramessid de Menfis (Egipto).
Al rostro le falta su nariz de un metro de ancho. Un examen del rostro de la Esfinge muestra que la nariz fue arrancada introduciendo en ella largas varillas o herramientas, una debajo del puente y otra debajo de la fosa nasal, y luego tirando de ella hacia el sur. Mark Lehner, que realizó una investigación arqueológica, determinó que fue dañada deliberadamente con herramientas en algún momento entre los siglos III y X.
Unos 2.000 años después de la construcción de la estatua, el término esfinge se originó en la mitología griega como un enigma relacionado con la Gran Esfinge de Egipto durante su apogeo.
Durante sus visitas clásicas a Egipto, también conocerá una losa de granito rosa situada entre las patas de la Gran Esfinge, que narra la historia del príncipe Tutmosis, hijo de Amenhotep II. Mientras dormitaba junto a la Esfinge, tuvo la visión de que ésta le concedería el título de faraón a cambio de que le ayudara a retirar la arena que la cubría.
El capitán Giovanni Battista Caviglia, un explorador, intentó en el siglo XIX excavar la estatua junto a 160 hombres porque la Esfinge estaba cubierta de arena hasta los hombros. No fue hasta finales de la década de 1930 cuando Selim Hassan, un arqueólogo egipcio, consiguió liberar a la criatura de su arenoso lugar de enterramiento.
Durante el Periodo Dinástico Temprano, se creía que la Esfinge era el centro del culto al Sol, hasta que en el Reino Antiguo la meseta de Guiza se convirtió en una necrópolis. La Calzada, el templo mortuorio de Kefrén y el templo de la Esfinge son componentes de un complejo que existía antes de la Dinastía IV.