Conocido como el califa Al-Hákim bi-Amr Al-lah, que significa "Gobierna por orden de Dios", Abu Ali Mansur fue el sexto califa fatimí de Egipto entre 996 y 1021. Al-Hákim, nacido en Egipto en 985, sucedió a su padre, Abu Mansur Nizar al-Aziz Billah, en 996, cuando sólo tenía once años.
Al-Hakim bi amr Allah gobernante fatimí, gobernó Egipto de 996 a 1021. Nació en Egipto. Y gobernó desde el 15 de octubre de 996 hasta el día de su desaparición, el 2 de febrero de 1021. Su reinado se caracterizó por la tensión, ya que estaba enfrentado a los abasíes. Al-Hakim, por orden de Dios, demolió (la Iglesia de la Resurrección) en Jerusalén, y ésta fue una de las causas de la cruzada y la primera cruzada que tomó Jerusalén. Estableció la Casa de la Sabiduría en El Cairo en 1005, que se convirtió en un centro cultural donde se reunían los eruditos e intelectuales. Y construyó una mezquita en Bab Al-Nasr, que se convirtió en una obra maestra de la arquitectura, conocida como el "Jamie de Al-Hakim por orden de Dios" y que todavía existe.
Los historiadores describen a al-Hakim bi-Amr Allah como un perturbado mental y desequilibrado de pensamiento. Otros historiadores de la época moderna describen su reinado como caracterizado por la crueldad, la violencia, el fanatismo, la locura y el derramamiento de sangre. Algunos dicen que de joven se interesaba por la ciencia y la literatura y estudiaba astrología y química, meteorología y todas las ciencias matemáticas. En junio, el gobernante impidió que la gente dijera la palabra "Nuestro Maestro" o "Nuestra Maestra" excepto él, y en el año 1003 empezó a matar a todos los que le rodeaban y a todos los que eran mineros porque los calificaba de infieles y su sangre es permisible, por lo que la mayoría de los astrólogos huyeron de Egipto y el resto se escondió. Con el paso del tiempo su estado se deterioró y en el año 1004 comenzó a montar en un burro y el espadachín se paseó por delante de él y ordenó matar a todo aquel que viera, algunos funcionarios, ministros y jueces fueron asesinados. El cuello del juez Hussein bin al-Nu'man fue decapitado y ordenó que su cuerpo fuera incinerado y que se cortara la garganta a unas 100 personas más. Comenzó a castigar con la muerte a cualquier persona por cualquier pequeño acto y lo consideró un pecado hasta que la gente le tuvo miedo.
Ordenó a los judíos que vistieran de negro para ser como sus enemigos abasíes. Ordenó a los cristianos que llevaran cruces para aliviarlo, y prohibió a la gente comer algunos alimentos, entre ellos la molokhia y los berros, y vender uvas y miel, incluso comer y pescar y jugar al ajedrez, y ordenó matar perros, cantar y quemar barrios en El Cairo y demoler iglesias, y ordenó la demolición de la mezquita de Amr ibn al-Aas en Alejandría. Uno de los comportamientos más extraños de él fue que construía escuelas y nombraba eruditos y luego los mataba y demolía escuelas, y ordenó que se abrieran los mercados por la noche, y que la gente no saliera de sus casas después de la puesta de sol, e impidió que las mujeres salieran de sus casas, luego hizo algunas excepciones y permitió que las mujeres salieran a realizar el Hayy y la Umrah, lavaran a los muertos, y a las viudas.
Al-Maqrizi dice que en 1004 se intensificó el miedo del pueblo al gobernante y éste mató en una noche a un gran número de sirvientes, y cortó el cuello a todos los que vendían pescado y malva. El terror entre el pueblo aumentó la intensidad de la matanza, y la gente empezó a huir y a cerrar sus tiendas. Diciembre de 1018 Un hombre llamado Hassan Ibn Haidara apareció en El Cairo. Dijo que el dios está en el gobernante, y el gobernante escuchó su historia, por lo que le llamó y le recompensó, y le sacó con él en las procesiones. Pero en una procesión, uno lo atacó y lo mató, por lo que el gobernante ordenó que lo mataran.
Una parte de los militares se rebeló y exigió a los egipcios que se hicieran cargo de ellos, y se produjo una lucha entre los seguidores del gobernante y los militares rebeldes, y éstos últimos se vengaron de los que atacaron sus casas y tiendas y los devolvieron a la barra para siempre. El gobernante se dirigió a Al-Qarafa, y pidió a los soldados que le dejaran en paz, entonces se fueron, y después de eso el gobernante desapareció por completo, por orden de Dios. Al-Hakim bi-Amr Allah a la edad de 36 años. La gente comenzó a decir que su hermana, "Set al-Malik", había enviado hombres para matarlo, porque la había amenazado varias veces.